lunes, 20 de agosto de 2018

Guía diaria para acompañarnos en el camino





"La Verdad es algo que, en realidad, haces tú.


Un día le dijeron los discípulos a Baal Sem: “Dinos, querido rabino, cómo hemos de servir a Dios”.


Y él respondió: “¿Cómo voy a saberlo yo...?” Y a continuación les contó la siguiente historia:


“Un rey tenía dos amigos que resultaron ser culpables de un crimen y fueron condenados a muerte. Y, a pesar de que los amaba, el rey no se atrevió a concederles abiertamente el indulto, por temor a dar un mal ejemplo al pueblo. 


De modo que decidió que se tendiera una cuerda de un lado a otro de un profundo abismo y que cada uno de los dos hombres tratara de pasar por ella: quien lo consiguiera obtendría la libertad; y quien cayera abajo encontraría la muerte. 


El primero de los dos consiguió atravesar sin mayores problemas. El otro, entonces, le gritó desde el otro lado: "¡Amigo, dime cómo lo has hecho!" Y el primero le respondió: "¿Y cómo voy a saberlo? ¡Lo único que he hecho ha sido que, cuando me escoraba hacia un lado, trataba de inclinarme hacia el lado contrario”.


No aprendas a montar en bicicleta en un aula.”


Anthony De Mello




***










 "El contemplativo, sin necesidad de una nueva consagración sacramental o canónica, sin pretender entrar en un «estado» de consagración oficial a Dios, experimenta en su interior un anhelo esencial y apremiante por identificarse lo más plenamente con su Señor. 


Y, en consecuencia, se sabe llamado a desarrollar al máximo la consagración bautismal; no sólo a imitar el alma de su Señor, sino a identificarse totalmente con el alma del Amado. 


A la gracia de Dios y al compromiso personal que llevan al cumplimiento de este anhelo es a lo que nos referimos cuando hablamos de la consagración del contemplativo secular.»


Fundamentos-Contemplativos en el mundo


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