viernes, 17 de noviembre de 2017

Guía diaria para acompañarnos en el camino




"De acuerdo con su doctrina de que nada debía ser tomado demasiado en serio, ni siquiera sus propias enseñanzas, al Maestro le gustaba contar la siguiente anécdota acerca de sí mismo:


Mi primer discípulo era tan débil que los ejercicios acabaron con su vida. Mi segundo discípulo se volvió loco por el fervor con que practicaba los ejercicios que yo le enseñaba. Mi tercer discípulo vio cómo se le embota el entendimiento por el exceso de contemplación.


Pero el cuarto discípulo consiguió conservar la cordura.             
¿Y cómo lo logró?, solía preguntar alguien invariablemente.


Posiblemente porque fue el único que se negó a realizar los ejercicios. Y una unánime carcajada solía acoger las palabras del Maestro.»


Anthony De Mello






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"Necesitamos detenernos a contemplar detenidamente la oración e intercesión de Cristo para descubrir luego cómo el contemplativo puede participar en ella gracias al nuevo ser recibido que le une a Cristo.


a) Cristo introduce en el mundo la oración celeste del Verbo


Sabemos por los Evangelios que Jesús oraba con frecuencia y con intensidad, incluso durante noches enteras o en medio de las actividades apostólicas, retirándose en solitario o participando de la plegaria pública y privada de su pueblo. 


Y, sobre todo, oraba en los momentos más duros de su pasión. Así, se convierte para nosotros en el primer orante y en el mejor maestro y modelo de oración; enseñándonos, con sus palabras y sus actitudes, que la verdadera oración debe caracterizarse por la sencillez, la perseverancia, la confianza en Dios, la oración en la vida y la entrega a los demás.»


Fundamentos-Contemplativos en el mundo


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