lunes, 19 de febrero de 2018

Guía diaria para acompañarnos en el camino






"Érase una vez un hombre sumamente estúpido que, cuando se levantaba por las mañanas, tardaba tanto tiempo en encontrar su ropa que por las noches casi no se atrevía a acostarse, sólo de pensar en lo que le aguardaba cuando despertara.


Una noche tomó papel y lápiz y, a medida que se desnudaba, iba anotando el nombre de cada prenda y el lugar exacto en que la dejaba. A la mañana siguiente saco el papel y leyó:


“Calzoncillos”... y allí estaban. Se los puso. “Camisa”... allí estaba. Se la puso también.
“Sombrero”... Allí estaba. Y se lo encasquetó en la cabeza.


Estaba verdaderamente encantado... hasta que le asaltó un horrible pensamiento: “Y yo... ¿Dónde estoy yo?” 


Había olvidado anotarlo. De modo que se puso a buscar y a buscar..., pero en vano. No pudo encontrarse a sí mismo.


¿Y qué pasa con los que dicen: “Estoy leyendo este libro para averiguar quién soy”?


Anthony De Mello






***













"Podríamos encontrar muchos ejemplos de este modo de ayudar a los demás a través de un amor eficaz convertido en una oración activa que involucra toda la persona. 


Recordemos cómo logró la Virgen María la conversión del agua en vino en Caná (Jn 2,1-11), el Centurión la curación de su criado (Mt 8,5-13), o la mujer cananea la de su hija (Mt 15,21-28); y antes, podemos contemplar a Abraham intercediendo por Sodoma (Gn 18,23-32), a Moisés que lucha desde la oración a favor del ejército de Israel (Ex 17,8-13) o impide que Dios destruya al pueblo elegido (Ex 32,10-14; cf. Dt 10,10), a Elías alcanzando la resurrección del hijo de la viuda que le hospeda (1Re 17,20-22), o al profeta Amós evitando el castigo de Dios sobre su pueblo (Am 7,1-9). 


En contraposición con esta eficacia, es interesante ver la infructuosa oración de los discípulos de Jesús frente a la súplica del padre de un niño enfermo (Mt 17,14-20).»


Fundamentos-Contemplativos en el mundo


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