“Encausado”, dijo el Gran Inquisidor, “se os acusa de incitar a la gente a quebrantar las leyes, tradiciones y costumbres de nuestra santa religión. ¿Cómo os declaráis?”.
“Culpable, Señoría”.
“Se os acusa también de frecuentar la compañía de herejes, prostitutas, pecadores públicos, recaudadores de impuestos y ocupantes extranjeros de nuestra nación; en suma: todos los excomulgados. ¿Cómo os declaráis?”.
“Culpable, Señoría”.
“Por último, se os acusa de revisar, corregir y poner en duda los sagrados dogmas de nuestra fe. ¿Cómo os declaráis?”.
“Culpable, Señoría”.
“¿Cuál es vuestro nombre, encausado?”.
“Jesucristo, Señoría”.
Hay personas a las que el ver practicada su religión les inquieta tanto como el enterarse de que alguien la pone en duda.”
Anthony De Mello
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K) Sencillez y transparencia
«Existe una realidad singular en la que se expresa a la vez el amor y la pobreza que deben caracterizar la vida contemplativa; se trata de la «comunicación».
El contemplativo no es un ser reservado o extraño, sino que se comunica en verdad y a fondo, porque el amor supone comunicación.
Si uno es pobre, no tiene propiedades, ni materiales ni tampoco espirituales. Por eso no puede apegarse, ansioso, no sólo al dinero o a la comodidad, sino tampoco al éxito, a las seguridades, a su imagen o a su misma intimidad.
El pobre no se comporta como quien se siente poseedor celoso de su vida o de su intimidad.»
Fundamentos-Contemplativos en el mundo
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