"Cuando el desierto egipcio era la morada de aquellos santos varones conocidos como los “Padres del Desierto”, una mujer que padecía un cáncer de mama acudió a buscar a uno de ellos, un tal Abad Longinos, que tenía fama de santo y de taumaturgo.
Y estando la mujer paseando junto al mar, se encontró con Longinos en persona, que estaba recogiendo leña. Y ella, que no le conocía, le dijo: “Santo padre, ¿podría usted decirme dónde vive el siervo de Dios Longinos?”.
Y Longinos le replicó: “¿Para qué buscas a ese viejo farsante? No vayas a verlo, porque lo único que te hará será daño. ¿Qué es lo que te ocurre?”. Ella le contó lo que le sucedía y, acto seguido, él le dio su bendición y la despidió diciendo: “Ahora vete, y ten la seguridad de que Dios te devolverá la salud.
Longinos no te habría sido de ninguna utilidad”. La mujer se marchó, confiando en que había quedado curada -como así sucedió, antes de que transcurriera un mes-, y murió muchos años más tarde, completamente ignorante de que había sido Longinos quien la había curado.”
Anthony De Mello
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"La capacidad de discernimiento se hace particularmente necesaria en un mundo cada vez más opaco a la gracia; por eso, a la vez que trasparenta a Cristo al mundo y descubre en todo la mano de Dios, el contemplativo secular puede aportar la luz de Dios a tantas personas que caminan en tinieblas para iluminar sus vidas y descubrirles el camino de la salvación.
Este servicio, que se tiene que ofrecer sólo cuando es necesario y muy humildemente, no supone que vaya a ser aceptado de buen grado por todos.
En esta misión no importa tanto el resultado inmediato como el ser referencia viva del proyecto concreto de Dios sobre la humanidad y sobre cada uno de sus miembros.»
Fundamentos-Contemplativos en el mundo
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