lunes, 24 de septiembre de 2018

Guía diaria para acompañarnos en el camino





"Un filósofo que tenía un solo par de zapatos pidió al zapatero que se los reparara mientras él esperaba.


“Es la hora de cerrar», le dijo el zapatero, «de modo que no puedo reparárselos ahora. ¿Por qué no viene usted a recogerlos mañana?»


“No tengo más que este par de zapatos, y no puedo andar descalzo.»


“Eso no es problema: le prestaré a usted hasta mañana un par de zapatos usados.»


“¿Cómo dice? ¿Llevar yo los zapatos de otro? ¿Por quién me ha tomado?»


“¿Y qué inconveniente tiene usted en llevar en los pies los zapatos de otro cuando no le importa llevar las ideas de otras personas en su cabeza?"


Anthony De Mello





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D) Obediencia


El contemplativo secular no tiene compromiso público de obediencia, pero ha sido consagrado personalmente por Dios para identificarse con Jesucristo, «hecho obediente hasta la muerte» (Flp 2,8) y cuyo alimento es «hacer la voluntad del que me envió» (Jn 4,34). 


Esta identificación exige de él que viva en el permanente estado de obediencia, que supone la aceptación paciente de la voluntad del Padre; y no de una voluntad genérica, sino de un plan concreto y personal, con todos y cada uno de sus detalles.


La obediencia a Dios constituye una expresión fructífera de la entrega de la propia vida, ya que «la obediencia vale más que el sacrificio» (1Sm 15,22); y exige, a la vez, escucha y acción, atención permanente a Dios y amorosa fidelidad en el cumplimiento de su voluntad. 


Lo cual requiere la renuncia a la libre determinación y al amor propio, para acomodarnos siempre y en todo a la voluntad de Dios, en la que encontramos el gozo y la paz.»


Fundamentos-Contemplativos en el mundo



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