"Érase una vez un hombre santo que vivía en perpetuo éxtasis, pero al que todo el mundo tenía por loco.
Un día, después de haber mendigado un poco de comida en la aldea, se sentó al borde del camino y comenzó a comer.
En éstas se le acercó un perro y se quedó mirándolo con avidez.
El santo se puso entonces a dar de comer al perro; tomaba él un bocado y le daba otro bocado al perro, como si fueran dos viejos amigos.
Al poco tiempo se había reunido en torno a ellos un auténtico gentío para observar tan insólita escena.
Uno de los espectadores comenzó a mofarse del santo y a decir a los demás: «¿Qué puede esperarse de alguien tan loco que no es capaz de distinguir entre un ser humano y un perro?»
Y el santo le replicó: «¿De qué te ríes? ¿No ves a Vishnú sentado con Vishnú? Vishnú es el que da de comer, y Vishnú el que recibe la comida.
De modo que ¿de qué te ríes, oh Vishnú?»
Anthony De Mello
***
"Por un lado, razonar puede constituir una celada» una trampa.
Puede sofocar esa llama de amor que te orienta con más seguridad que el sol de mediodía.
No necesito recordarte de nuevo los peligros del raciocinio, con el que es posible llegar a justificar cualquier cosa, desde la guerra nuclear hasta el aborto.
Si tan sólo dejáramos un momento de razonar para ir al fondo de nosotros mismos, allí donde Dios tiene su morada, nuestros juicios serían mucho más seguros.»
Enamorarse de Dios-William Johnston

No hay comentarios:
Publicar un comentario