"Rara vez era el Maestro tan elocuente como cuando prevenía contra el hechizo de las palabras:
«¡Cuidado con las palabras!», solía decir. «En cuanto te descuidas, adquieren vida propia: te deslumbran, te hipnotizan, te aterrorizan. . . , te hacen perder de vista la realidad que representan y te hacen creer que son reales».
El mundo que vemos no es el Reino que ven los niños, sino un mundo fragmentado, roto en mil pedazos por la palabra. . .
Es como si viéramos cada una de las olas como algo distinto e independiente del conjunto del océano.
Cuando se silencian palabras y pensamientos, el Universo -real, entero y uno- se muestra en todo su esplendor, y las palabras son lo que deben ser: la partitura, no la música; el menú, no la comida; el poste indicador, no el final del viaje».
Anthony De Mello
***
"Pero luego la humanidad llegó a un punto en el que ya no consiguió interpretarse a sí misma y al mundo en ese nivel de la consciencia.
Así que la consciencia pasó a alcanzar el nivel mítico.
En ese nivel existía un cielo con divinidades —o también tan solo un único Dios—que organizaban y protegían el mundo.
O sea, nacieron las religiones que aún siguen rigiendo y dando forma, hoy en día, a la vida de muchas personas.»
La ola es el mar-Willigis Jager

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