"EL CONTRATO SOÑADO
«Eran las nueve de la mañana y Nasruddin seguía completamente dormido. El sol estaba en todo lo alto, los pájaros gorjeaban en las ramas y el desayuno de Nasruddin se estaba enfriando.
De manera que su mujer le despertó. Nasruddin se espabiló furiosísimo: «¿Por qué me despiertas precisamente ahora?», gritó. «¿No podías haber aguardado un poco más?».
«El sol está en todo lo alto», replicó su mujer, «los pájaros gorjean en las ramas y tu desayuno se está enfriando»
«¡Qué mujer más estúpida!», dijo Nasruddin. «¡El desayuno es una bagatela, comparado con el contrato por valor de cien mil piezas de oro que estaba a punto de firmar!».
De modo que se dio la vuelta y se arrebujó entre las sábanas durante un largo rato, intentando recobrar el sueño y el contrato que su mujer había hecho añicos.
Ahora bien, sucedía que Nasruddin pretendía realizar una estafa en aquel contrato, y la otra parte contratante era un injusto tirano.
Si, al recobrar el sueño, Nasruddin renuncia a su estafa, será un santo.
Si se esfuerza denodadamente por liberar a la gente de la opresión del tirano, será un reformador.
Si, en medio de su sueño, de pronto cae en la cuenta de que está soñando, se convertirá en un hombre despierto y en un místico.
¿De qué vale ser un santo o un reformador si uno está dormido?»
Anthony De Mello
***
"Ha puesto un tema sobre el tapete: la anécdota parece indicar que se debe ser un Rabí sabio para encontrar el misterio en la estación del ferrocarril.
La compenetración de vida cotidiana y espiritualidad presupone haber tenido la experiencia de que no hay nada que no sea la manifestación de lo divino.
Consecuentemente, la consumación de la vida es el contenido auténtico de la religiosidad, y toda oración y todo rito son algo que añadimos a aquello con lo que celebramos esta verdad.
Lo que importa es reconocer la consumación de la vida como tarea propiamente religiosa.
Para esto no se tiene que ser necesariamente un Rabí sabio; lo que sí hace falta es tener la disposición para comprometerse en un camino espiritual.»
La ola es el mar-Willigis Jager

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