"Según los periódicos, la ola de calor estaba ocasionando numerosos desvanecimientos.
Por eso a la joven dama no le sorprendió ver cómo un hombre de cierta edad, que estaba junto a ella en la iglesia acompañado por su esposa, se dejaba caer al suelo.
Inmediatamente, la joven se arrodilló junto a él, le puso enérgicamente una mano en la cabeza y oprimió ésta entre sus rodillas.
«Mantenga la cabeza abajo», le susurró de modo apremiante.
«Se sentirá mejor si consigue que la sangre le llegue a la cabeza.»
La esposa lo miraba todo, muerta de risa y no hacía nada por ayudar a su marido ni a la joven, la cual pensó para sí que aquella mujer no debía de tener sentimientos.
Entonces, para consternación de la joven, el hombre consiguió librarse de su presión y masculló:
«¿Qué demonios hace usted, estúpida? ¿No ve que intento recoger mi sombrero de debajo del banco?»
Las personas que se empeñan en mejorar las cosas suelen conseguir empeorarlas.
En último término, la solución de los problemas no consiste en hacer ni en dejar de hacer, sino en comprender, porque donde hay verdadera comprensión no hay problemas."

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