"La encarnación divina de Gauranga había entrado en un éxtasis muy profundo. Ausente de todo, perdió el equilibrio y cayó al mar.
Unos pescadores lo sacaron con sus redes y, al involucrarse con la encarnación divina, también ellos entraron en éxtasis.
Sintiéndose muy felices, ebrios de gozo espiritual, dejaron su trabajo y comenzaron a ir de un lado para otro sin dejar de recitar el nombre de Dios. Los parientes, cuando comprobaron que pasaban las horas y no salían de su trance místico, empezaron a preocuparse.
Trataron entonces de sacarles del éxtasis, pero fracasaron en sus intentos. El tiempo transcurría y todos ellos seguían conectados con la Conciencia Cósmica, ausentes de la realidad cotidiana.
Impotentes y alarmados, los parientes pidieron consejo al mismo Gauranga, quien les aconsejó:
--Id a casa de un sacerdote, tomad un poco de arroz, ponedlo en la boca de los pescadores y os aseguro que se curarán de su éxtasis.
Los parientes tomaron el arroz de casa de un sacerdote y lo pusieron en la boca de los pescadores. En el acto, el arroz del sacerdote se encargó de sacarlos del éxtasis y volvieron todos a su estado ordinario de consciencia.
El Maestro dice: Muchos sacerdotes sólo son profesionales de la religión, sin corazón puro ni conducta impecable.»
Cuentos clásicos de la India
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"Mediante la peregrinación, se trata por último de agradecerle a Dios una gracia concreta que se haya recibido, una salvación otorgada, un don concedido, la salud recuperada.
Descartes, por ejemplo, por haber tenido la iluminación de su método, llevó a cabo una peregrinación al santuario de la Virgen de Loreto, en Italia.
Más modestamente, miles de fieles que un día rezaron a Dios para que los auxiliara, a ellos mismos o a sus allegados, y a los que les fue concedido su deseo, emprendieron camino hasta el lugar santo más cercano para expresar su gratitud.»
Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros

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