domingo, 26 de junio de 2016

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"Durante muchos años el Buda se dedicó a recorrer ciudades, pueblos y aldeas impartiendo la Enseñanza, siempre con infinita compasión. Pero en todas partes hay gente aviesa y desaprensiva. 


Así, a veces surgían personas que se encaraban al maestro y le insultaban acremente. El Buda jamás perdía la sonrisa y mantenía una calma imperturbable. 


Hasta tal punto conservaba la quietud y la expresión del rostro apacible, que un día los discípulos, extrañados, le preguntaron:


--Señor, ¿cómo puedes mantenerte tan sereno ante los insultos?
Y el Buda repuso:
--Ellos me insultan, ciertamente, pero yo no recojo el insulto.


El Maestro dice: Insultos o halagos, que te dejen tan imperturbable como la brisa de aire al abeto.»


Cuentos clásicos de la India






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"Había que terminar a pie. La necesidad de terminar a pie incluye varias lecciones. Ante todo, recuerda la pobreza de Cristo. 


Humildad: el que camina es pobre entre los pobres. El pobre no tiene más riqueza que su propio cuerpo. El caminante es hijo de la tierra. Cada paso es testigo de la ley de la gravedad, cada paso da testimonio del apego y golpea la tierra como un sepulcro definitivo, prometido. 


Pero también está el hecho de que la marcha es dura, exige un esfuerzo reiterado. No se aborda bien un lugar sagrado más que habiendo sido purificado por el dolor, y caminar exige un esfuerzo repetido indefinidamente.»


Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros


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