"Se trataba de un hombre que llevaba muchas horas viajando a pie y estaba realmente cansado y sudoroso bajo el implacable sol de la India. Extenuado y sin poder dar un paso más, se echó a descansar bajo un frondoso árbol.
El suelo estaba duro y el hombre pensó en lo agradable que sería disponer de una cama. Resulta que aquél era un árbol celestial de los que conceden los deseos de los pensamientos y los hacen realidad. Así es que al punto apareció una confortable cama.
El hombre se echó sobre ella y estaba disfrutando en el mullido lecho cuando pensó en lo placentero que resultaría que una joven le diera masaje en sus fatigadas piernas.
Al momento apareció una bellísima joven que comenzó a procurarle un delicioso masaje. Bien descansado, sintió hambre y pensó en qué grato sería poder degustar una sabrosa y opípara comida. En el acto aparecieron ante él los más suculentos manjares. El hombre comió hasta saciarse y se sentía muy dichoso.
De repente le asaltó un pensamiento: “¡Mira que si ahora un tigre me atacase!” Apareció un tigre y lo devoró.
El Maestro dice: Cambiante y descontrolada es la naturaleza de la mente. Aplícate a conocerla y dominarla y disiparás para siempre el peor de los tigres: el que mora dentro de ella misma.»
Cuentos clásicos de la India
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"La experiencia de la marcha, sin embargo, no es sectaria. De manera puntual abre a todas esas posibilidades, dando la oportunidad de experimentar todos esos estados, en diversos grados, en diferentes ocasiones.
Es una introducción práctica al conjunto de las grandes sabidurías antiguas.
Es una introducción práctica al conjunto de las grandes sabidurías antiguas.
Consideremos primero el placer. El placer es cuestión de encuentro. Es una posibilidad de sentir que halla su plenitud en el encuentro de un cuerpo, de un elemento, de una sustancia. Solo eso cuenta en el placer:
Sensaciones agradables, dulces, inéditas, deliciosamente desconocidas, salvajes... Siempre se trata de sensaciones, y siempre las suscita un encuentro, por lo que el placer confirma, desde fuera, posibilidades inscritas en nuestro cuerpo.»
Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros

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