"Un recluso iba a ser trasladado de una a otra prisión y para ello debía atravesar toda la ciudad. Le colocaron sobre la cabeza un cuenco lleno de aceite hasta el borde y le dijeron:
--Un verdugo, con una afilada espada, caminará detrás de ti. En el mismo momento en que derrames una gota de aceite, te rebanará la cabeza.
Se sacó al recluso de la celda y se le colocó un cuenco sobre la cabeza.
Comenzó a caminar con mucho cuidado, en tanto el verdugo iba detrás de él.
Había llegado a pleno centro de la ciudad, cuando, de súbito, también llegaron al mismo lugar un grupo de hermosísimas bailarinas. La pregunta es: ¿Logró el recluso no ladear la cabeza para mirar a las bailarinas y así mantenerla a salvo, o, por el contrario, negligentemente, miró a las bailarinas y la perdió?
El Maestro dice: Los que no permanecen atentos es como si ya estuvieran muertos.»
Cuentos clásicos de la India
***
"Cuando tengo que hacer un gesto difícil, vuelvo a empezar, insisto y, al final, el gesto sale bien. Y desde ese momento lo hago con facilidad, y cada vez con mayor agilidad. Todo va deprisa y bien.
Cuando el entrenamiento ha vencido las primeras inercias ocurre lo mismo: el cuerpo se vuelve ligero, responde.
La alegría no es la contemplación satisfecha de un resultado realizado, la emoción de una victoria, la satisfacción de haberlo conseguido. Es la señal de una energía que se despliega en la soltura, es una afirmación libre: todo es fácil.
La alegría es una actividad: ejecutar fácilmente aquello que es difícil y que ha llevado tiempo, afirmar las facultades de la mente y del cuerpo.»
Cuando el entrenamiento ha vencido las primeras inercias ocurre lo mismo: el cuerpo se vuelve ligero, responde.
La alegría no es la contemplación satisfecha de un resultado realizado, la emoción de una victoria, la satisfacción de haberlo conseguido. Es la señal de una energía que se despliega en la soltura, es una afirmación libre: todo es fácil.
La alegría es una actividad: ejecutar fácilmente aquello que es difícil y que ha llevado tiempo, afirmar las facultades de la mente y del cuerpo.»
Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros

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