jueves, 8 de diciembre de 2016

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"El predicador de la aldea se hallaba visitando la casa de un anciano feligrés y, mientras tomaba una taza de café, respondía las preguntas que la abuela no dejaba de hacerle.


«¡Por qué el Señor nos envía epidemias tan a menudo?», preguntaba la anciana. «Bien...», respondía el predicador, «a veces hay personas tan malas que es preciso eliminarlas, y por ello el Señor permite las epidemias».


«Pero», objetó la abuela «entonces, ¿por qué son eliminadas tantas buenas personas junto con las malas?». «Las buenas personas son llamadas como testigos», explicó el predicador. «El Señor quiere que todas las almas tengan un juicio justo».


No hay absolutamente nada para lo que el creyente inflexible no encuentre explicación.»


Anthony De Mello







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 "Hacen hincapié en lo importante que es concentrar toda la atención en la recitación de las palabras específicas, más que en tener grandes ambiciones sobre la oración del corazón. 


Aquí, por ejemplo, está el consejo dado por un notable padre espiritual del Monte Atos, Geron Joseph de Nueva Escitia (+ 1959): «El trabajo de la oración interior consiste en obligarte a ti mismo a decir la oración con tu boca continuamente, sin cesar... 


Presta atención únicamente a las palabras ‘Señor Jesucristo, ten misericordia de mí’... Di sólo la Oración en voz alta, sin interrupción...»

Kallistos Ware-El poder del Nombre


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