jueves, 26 de enero de 2017

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"Malik, hijo de Dinar, estaba muy preocupado por la disoluta conducta de un libertino joven que vivía en la casa contigua a la suya.


Durante mucho tiempo no hizo nada al respecto, en la esperanza de que hubiera alguien que interviniera. Pero cuando la conducta del joven se hizo absolutamente intolerable, Malik se dirigió a él y le pidió que cambiara su modo de ser.


Con toda tranquilidad, el joven informó a Malik de que él era un protegido del Sultán y, por lo tanto, nadie podía impedirle vivir como a él se le antojara.


Malik le dijo: «Yo, personalmente, me quejaré al Sultán». Y el joven le respondió: «Será completamente inútil, porque el Sultán jamás cambiará su opinión acerca de mí». 


«Entonces le hablaré de ti al Sumo Creador», replicó Malik. «El Sumo Creador», dijo el joven, «es demasiado misericordioso como para reprocharme nada». Malik quedó totalmente desarmado, por lo que desistió de su intento. 


Pero al poco tiempo la reputación del joven se hizo tan pésima que originó la repulsa general. Malik decidió entonces que debía intentar reprenderle. Pero, cuando se dirigía a la casa del joven, oyó una voz que le decía: 


«No toques a mi amigo. Está bajo mi protección». A Malik, esto le produjo una enorme confusión y, cuando se vio en presencia del joven, no supo qué decirle.


El joven le preguntó: «¿A qué has venido?». Respondió Malik: «Venía a reprenderte, pero cuando me dirigía hacia aquí una Voz me dijo que no te tocara, porque estás bajo Su protección».


El rostro del disoluto joven se transformó. «¿De veras me llamó amigo suyo?», preguntó. Pero para entonces Malik ya se había marchado. Años más tarde, Malik se encontró con él en La Meca. 


Las palabras de la Voz le habían impresionado de tal modo que había renunciado a todos sus bienes y se había hecho un mendigo errante. «He venido aquí en busca de mi Amigo», le dijo a Malik.


Y, dicho esto, murió.


¿Dios, amigo de un pecador? Semejante afirmación es tan arriesgada como real. Yo me la apliqué a mí mismo cuando, en cierta ocasión, dije: «Dios es demasiado misericordioso como para reprocharme nada». 


Y al instante escuché la Buena Noticia por primera vez en mi vida.»


Anthony De Mello







***














El fin del viaje

"La meta de la Oración de Jesús, como la de toda oración cristiana, es que nuestra oración se identifique cada vez más con la oración ofrecida por Jesús el Sumo Sacerdote dentro de nosotros, que nuestra vida llegue a ser una con su vida, nuestra respiración con el Divino Aliento que sostiene el universo. 

El objetivo final puede ser descrito acertadamente por el término patrístico theosis, «deificación» o «divinización.» En palabras del Arcipreste Sergei Bulgakov, «El Nombre de Jesús, presente en el corazón humano, le confiere el poder de deificación.» 

«El Logos se hizo hombre -dice san Athanasius- para que nosotros pudiéramos hacernos Dios.»

Kallistos Ware-El poder del Nombre


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