domingo, 19 de febrero de 2017

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"Pensaba que era de vital importancia ser pobre y austero. Jamás había caído en la cuenta de que lo vitalmente importante era renunciar a su «ego»; que el «ego» engorda tanto con lo santo como con lo mundano, con la pobreza como con la riqueza, con la austeridad como con el lujo. No hay nada de lo que no se sirva el «ego» para hincharse.

El discípulo: Vengo a ti con nada en las manos.
El maestro: Entonces suéltalo en seguida.


El discípulo: Pero ¿cómo voy a soltarlo si es nada?
El maestro: Entonces llévatelo contigo.


De tu nada puedes hacer una auténtica posesión. Y llevar contigo tu renuncia como un trofeo.


No abandones tus posesiones. Abandona tu «ego».


Anthony De Mello







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2) Santa indiferencia


"Este anhelo produce una sorprendente lejanía y distancia respecto de las preocupaciones y de los valores por los que la mayoría de la gente se afana. 


Es un ansia de Dios que hace que uno se sienta extraño a los hombres, como expresaba gráficamente Moisés en el desierto: «Soy peregrino en tierra extraña» (Ex 2,22).


No se trata de un distanciamiento deliberado y egoísta del mundo y del prójimo, sino la consecuencia natural de la irrupción de Dios en nuestra vida, que hace que todo lo que no es él quede relativizado. Es una gracia por la que Dios nos  impulsa con fuerza a la entrega de amor al prójimo, pero sin ninguna necesidad egocéntrica de compensación. 


Esto se experimenta como una gozosa libertad frente a todo lo humano, aunque, a la vez, se vive con el paradójico dolor que supone la permanente tensión creada por la necesidad de entregarse a los demás y la constatación de que ni esa entrega ni nada, fuera de Dios, podrá llenar el alma plenamente.”


Fundamentos-Hermandad de contemplativos en el mundo



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