«La persona que ha alcanzado la iluminación», decía el Maestro, «es la que ve que todo en el mundo es perfecto tal como es».
«¿Y qué me dices del jardinero?», le preguntó alguien, «¿también es perfecto?»
El jardinero del monasterio era un jorobado.
«Para lo que se supone que ha de «ser en la vida», respondió el Maestro, «el jardinero es un jorobado perfecto».
La idea de que todo en el mundo es perfecto era más de lo que los discípulos podían aceptar. De modo que el Maestro trató de expresarlo en conceptos más fácilmente inteligibles:
«Dios teje tapices perfectos con los hilos de nuestras vidas, incluidos nuestros pecados.
Si no somos capaces de verlo, es porque miramos la otra cara del tapiz».
Y de una manera más sucinta:
«Lo que para algunos no es más que una piedra que brilla, para el Joyero es un diamante».
Anthony De Mello
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"Así pues, si queremos empezar a caminar con seguridad hay que salvar estos obstáculos, lo cual exige conocer muy bien las tentaciones que pueden surgir en el comienzo de la vida contemplativa, para distinguirlas y, así, poder vencerlas.
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