lunes, 5 de febrero de 2018

Guía diaria para acompañarnos en el camino




"Dos hermanos, el uno soltero y el otro casado, poseían una granja cuyo fértil suelo producía abundante grano, que los dos hermanos se repartían a partes iguales.


Al principio todo iba perfectamente. Pero llegó un momento en que el hermano casado empezó a despertarse sobresaltado todas las noches, pensando: 


“No es justo. Mi hermano no está casado y se lleva la mitad de la cosecha; pero yo tengo mujer y cinco hijos, de modo que en mi ancianidad tendré todo cuanto necesite. ¿Quién cuidará de mi pobre hermano cuando sea viejo? Necesita ahorrar para el futuro mucho más de lo que actualmente ahorra, porque su necesidad es, evidentemente, mayor que la mía”.


Entonces se levantaba de la cama, acudía sigilosamente adonde su hermano y vertía en el granero de éste un saco de grano.


También el hermano soltero comenzó a despertarse por las noches y a decirse a sí mismo: “Esto es una injusticia. Mi hermano tiene mujer y cinco hijos y se lleva la mitad de la cosecha. Pero yo no tengo que mantener a nadie más que a mí mismo. ¿Es justo, acaso, que mi pobre hermano, cuya necesidad es mayor que la mía, reciba lo mismo que yo?”.


Entonces se levantaba de la cama y llevaba un saco de grano al granero de su hermano.


Un día, se levantaron de la cama al mismo tiempo y tropezaron uno con otro, cada cual con un saco de grano a la espalda.


Muchos años más tarde, cuando ya habían muerto los dos, el hecho se divulgó. Y cuando los ciudadanos decidieron erigir un templo, escogieron para ello el lugar en el que ambos hermanos se habían encontrado, porque no creían que hubiera en toda la ciudad un lugar más santo que aquél.


La verdadera diferencia religiosa no es la diferencia entre quienes dan culto y quienes no lo dan, sino entre quienes aman y quienes no aman.”


Anthony De Mello






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4) Oración eficaz


«La oración, realizada desde esta perspectiva y como ministerio, nos lleva a vivir en fe y a poner en práctica el convencimiento de que la eficacia de la propia vida no está tanto en lo que hacemos como en lo que somos. 


Esta oración nos sumerge en los valores esenciales de Cristo y del cristiano y nos hace participar del infinito poder de Dios, escondido bajo la apariencia de fracaso. 


Ciertamente puede parecer que orar es una tarea ineficaz, pero por eso mismo nos permite identificarnos a fondo con la cruz de Cristo y abrazar la eficacia infinita de lo humanamente ineficaz. 


Por eso, la oración, al igual que la cruz, tiene ese aspecto escandaloso de ineficacia humana, pero de infinita eficacia divina.”


Fundamentos-Contemplativos en el mundo


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