"Érase una vez un hombre muy austero que no ingería alimentos ni bebida mientras el sol no se hubiera ocultado.
Un buen día ocurrió algo que le pareció ser un signo de que el cielo aprobaba sus austeridades: en lo alto de una montaña cercana, una estrella singularmente brillante se dejaba ver a plena luz del día, aunque nadie sabía quién la había puesto allí.
El hombre decidió subir a la montaña, y una niña de la aldea insistió en acompañarle.
El día era caluroso, y no tardaron ambos en sentir sed.
El animó a la niña a que bebiera, pero ella le dijo que no lo haría si no bebía también él.
El pobre hombre se vio en un dilema: aborrecía la idea de romper su ayuno, pero también detestaba ver a la niña padeciendo sed.
Al fin, se ¿decidió a beber, y la niña hizo lo mismo.
Durante un buen rato, no se atrevió a levantar la vista al cielo, porque temía que la estrella hubiera desaparecido.
Imagínese su sorpresa cuando, al decidirse por fin a mirar hacia arriba, vio que había dos estrellas resplandeciendo en lo alto de la montaña.”
Anthony De Mello
***
"Será necesario que la persona se afiance en su propio valor y en su propia bondad de fondo, para anclarse en ellos, experimentados como fuente de consistencia y de seguridad, hasta que perciba que es ahí donde reside su auténtica valía, y no en el hecho de que sea o no aprobado o aplaudido por los demás.”
ENRIQUE MARTÍNEZ LOZANO-LA DICHA DE SER
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