"El Maestro no discutía con nadie, porque sabía que lo que el «discutidor» buscaba era la confirmación de sus creencias, no la Verdad.
Y en cierta ocasión mostró del siguiente modo el valor que tiene una discusión:
«Cuando cae al suelo una rebanada de pan, ¿dónde queda el lado untado de mantequilla: arriba o abajo?»
«Abajo, naturalmente».
«No señor; arriba».
«Hagamos la prueba».
Se untó de mantequilla por un lado una rebanada de pan, se arrojó al aire. . . y cayó con la mantequilla hacia arriba.
«¡He ganado!».
«Porque he cometido un error».
«¿Qué error?».
«Evidentemente, he untado el lado equivocado».
Anthony De Mello
***
2. Una vocación que transforma el ser
«La gracia de la vocación contemplativa conlleva y expresa una transformación profunda que Dios realiza en la persona. Esta transformación, regalada de forma inicial y germinal en el bautismo, se desarrolla y actualiza por medio de la misma gracia que pone en marcha la vida contemplativa.
Esta gracia nos identifica con Cristo y nos ofrece la misma relación que Él tiene con el Padre.
Él nos ha destinado por medio de Jesucristo según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos (Ef 1,5). A los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que Él fuera el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó (Rm 8,29-30). A cuantos lo recibieron [al Verbo], les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre (Jn 1,12).»
Fundamentos-Contemplativos en el mundo
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