sábado, 10 de noviembre de 2018

Guía diaria para acompañarnos en el camino





“Mientras el fabricante de ruedas hacía su trabajo en un extremo de la enorme sala, el príncipe Huan de Ch'i leía un libro en el otro extremo.


Dejando por un momento el escoplo y el mazo, el fabricante de ruedas llamó la atención del príncipe y le preguntó qué libro estaba leyendo.


«Un libro que contiene las palabras de los sabios», le respondió el príncipe.


«¿Y están vivos esos sabios?», le preguntó el otro.


«¡Oh, no!», dijo el príncipe. «Todos ellos han muerto.»


«Entonces, lo que estás leyendo puede no ser más que los residuos y las heces de personas desaparecidas», dijo el ruedero.


«¿Cómo te atreves tú, un fabricante de ruedas, a criticar un libro que yo estoy leyendo? ¡Explica lo que has dicho o morirás!»


«Verás», dijo el otro, «desde mi punto de vista de fabricante de ruedas, así es como yo lo veo: cuando yo estoy haciendo una rueda, si el ritmo de mis golpes es demasiado lento, los cortes son profundos, pero no uniformes; y si el ritmo es demasiado rápido, los cortes son uniformes, pero no profundos. El ritmo adecuado, ni demasiado rápido ni demasiado lento, no lo toma la mano si no le viene dictado por el corazón. 


Es algo que no puede expresarse con palabras; requiere un arte que yo no puedo transmitir a mi hijo. 


Por eso es por lo que no puedo dejar que haga él mi trabajo, y aquí me tienes todavía, a mis setenta y cinco años, haciendo ruedas. En mi opinión, lo mismo ocurre con los que nos han precedido. Todo lo que era digno de ser transmitido murió con ellos: el resto lo pusieron en sus libros. 


Por eso decía que lo que estás leyendo son los residuos y las heces de personas desaparecidas.».


Anthony De Mello





***










«Sin embargo, en el caso de una flor, un cristal, una piedra preciosa o un ave, hasta una persona con un grado mínimo de Presencia puede sentir ocasionalmente que en esa forma hay algo más que una simple existencia física, aún sin comprender la razón por la que se siente atraída y percibe una cierta afinidad por ella. 


Debido a su naturaleza etérea, esa forma oculta menos el espíritu interior que otras formas de vida. La excepción de esto son todas las formas recién nacidas como los bebés, los cachorros, los gatitos, los corderos, etcétera; son frágiles, delicados y no se han establecido firmemente en la materialidad. 


De ellos emana todavía inocencia, dulzura y una belleza que no es de este mundo. Son un deleite hasta para los seres humanos relativamente insensibles.»


Una nueva tierra- Eckhart Tolle


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