"El guru estaba meditando a la orilla del río cuando llegó junto a él un discípulo, se inclinó y depositó a sus pies dos enormes perlas como prenda de respeto y devoción.
El guru abrió sus ojos y tomó una de las perlas, pero con tan poco cuidado que se le escapó de la mano y fue rodando hasta caer al río.
Horrorizado, el discípulo se zambulló en el agua para recuperarla, pero, a pesar de bucear una y otra vez hasta que se hizo de noche, no consiguió dar con ella.
Al fin, completamente empapado y exhausto, sacó al guru de su meditación y le dijo: «Tú viste dónde cayó. Indícame el lugar exacto para que yo pueda recuperarla.»
El guru tomó la otra perla, la lanzó al río y dijo: «¡Justo allí!»
No trates de poseer cosas, porque las cosas en realidad no pueden ser poseídas. Limítate a cerciorarte de que no eres tú poseído por ellas, y serás el soberano de la creación.”
Anthony De Mello
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"Gracias a algunas de esas personas, al interior de todas las religiones principales se desarrollaron "escuelas" o movimientos que representaron no solamente un redescubrimiento sino, en algunos casos, la intensificación de la luz de la enseñanza original.
Fue así como apareció el gnosticismo y el misticismo entre los primeros cristianos y durante la Edad Media, el sufismo en el Islam, el jasidismo y la cábala en el judaísmo, el vedanta advaita en el hinduismo, y el Zen y el Dzogchen en el budismo.
La mayoría de estas escuelas eran iconoclastas. Eliminaron una a una todas las capas sofocantes de la conceptualización y las estructuras de los credos mentales, razón por la cual la mayoría fueron objeto de suspicacia y hasta de hostilidad de parte de las jerarquías religiosas establecidas.»
Una nueva tierra- Eckhart Tolle
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