"Al Maestro le divertía sobremanera esa falsa autoestima que intenta pasar por humildad.
Ésta es la parábola que en cierta ocasión contó a sus discípulos:
Dos hombres, un sacerdote y un sacristán, acudieron a una iglesia a orar. El sacerdote, dándose golpes de pecho, exclamaba fuera de sí:
«¡Señor, soy el más vil de los hombres y el más indigno de tu gracia! ¡Soy un desastre y una nulidad! ¡Ten compasión de mí!».
No lejos del sacerdote, el sacristán también se daba golpes de pecho y gritaba lleno de fervor: «Ten compasión de mí, Señor, que soy un pecador y un miserable!».
El sacerdote, al oírlo, se volvió arrogante hacia él y dijo: «Lo que faltaba: mira quién se atreve a decir que es un miserable. . . !».
Anthony De Mello
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"Hay personas que afirman que la experiencia mística cristiana es superior a la espiritualidad de otras religiones. ¿Estaría usted de acuerdo?
Desde luego que no. Si leo las poesías de Juan de la Cruz no encuentro ninguna diferencia con las experiencias místicas de otras religiones.
Quisiera recalcar sobre todo dos de sus poesías: «Entréme donde no supe» y «Qué bien sé yo la fonte».
En esos textos no hay nada que sea personal o cristiano.»
La ola es el mar-Willigis Jager

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