“…de sus propios logros.
“En un lugar del trópico, un misionero decidió impresionar a sus feligreses llevando consigo a algunos de ellos a dar una vuelta en un avión.
El aparato voló por encima de las aldeas, las colinas, los bosques y los ríos de la región.
De vez en cuando, los pasajeros miraban por la ventanilla, pero en general no parecían estar demasiado impresionados.
De regreso a tierra, descendieron todos del avión sin hacer el más mínimo comentario.
El misionero, ansioso de obtener alguna reacción, exclamó: “¿No ha sido maravilloso?
¡Es fantástico lo que los seres humanos pueden conseguir! ¡Hemos estado allá arriba, en el cielo, por encima de las casas, de los árboles y de las montañas, contemplando la tierra!»
El grupo escuchaba impasible. Al fin, el cabecilla del mismo dijo: "También los insectos lo hacen.»
«Y, lo que es aún más, ¡son felices!»
Después de varios miles de años, hemos avanzado tanto que por las noches cerramos a cal y canto puertas y ventanas, mientras los «nativos», menos avanzados, duermen en sus chozas totalmente abiertas.”

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