miércoles, 20 de abril de 2016

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"Un niño y su padre estaban caminando por las montañas. De repente, el niño se cae, se lastima y grita de dolor: “aaaaaaaaahhhhhhhhh!!!!!!!!”.


Para su sorpresa oye una voz repitiendo en algún lugar de la montaña: “aaaaaaaaah!!!!!!”. Con curiosidad el niño grita: “¿Quién esta ahí­?”.
Y recibe de respuesta: “¿Quién está ahí­?”.


Enojado con la respuesta, el niño grita: “Cobarde” y recibe de respuesta: “Cobarde”.
El niño mira a su padre e intrigado le pregunta: “¿Que sucede?”.


El padre sonrí­e y le dice: “Hijo mí­o, presta atención”. Entonces el padre grita a la montaña: “Te admiro”, y la voz le responde: “Te admiro”.


De nuevo, el hombre grita: “Eres un campeón”, y la voz le responde: “Eres un campeón”.


El niño estaba asombrado pero no entendí­a. Luego, el padre le explica: “La gente lo llama eco, pero en realidad es “la vida”. Ella te devuelve todo lo que dices o haces. 


Nuestra vida es simplemente un reflejo de nuestras acciones. Si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean.


Si quieres una sonrisa, da una sonrisa a los que conoces. Si quieres respeto, aprende a respetar a los demás. Si quieres recibir afecto, primero aprende a darlo.


La vida te dará de regreso, exactamente aquello que tú le has dado.
Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo de ti.
¡Si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa muy bien lo que estás dando!”.


Anónimo







***













"Ya no se trata esta vez de liberarse del artificio para disfrutar de alegrías sencillas, sino de conocer la libertad como límite de nosotros mismos y de lo humano, como desbordamiento dentro de uno mismo de una Naturaleza rebelde que nos supera. 


Andar puede provocar esos excesos: un exceso de cansancio que lleva la mente al delirio, un exceso de belleza que sobrecoge el alma, un exceso de ebriedad en las cimas, en lo alto de los puertos de montaña (el cuerpo estalla). 


Caminar acaba por despertar en nosotros esa parte rebelde, arcaica: nuestros apetitos se vuelven toscos e intransigentes, nuestros ímpetus, inspirados. Porque caminar nos coloca en la vertical del eje de la vida: el torrente que nace justo debajo de nosotros nos arrastra.»


Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros


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