"Un ateo caminaba por el bosque y, sonriendo ante la belleza que había a su alrededor, pensó: ”¡Qué milagros de la naturaleza han creado los poderes de la evolución!
En ese momento, vio que un enorme oso pardo venía hacia él. Empezó a correr rápido como el rayo pero, cuando miró hacia atrás, comprobó que el oso lo estaba alcanzando. Entonces, tropezó y cayó al suelo.
Mientras trataba de incorporarse, el animal saltó sobre su pecho y levantó una pata para destrozarlo. El ateo gritó:
”!!!Ay, Dios mío!!! El tiempo se detuvo. El oso se congeló. El bosque quedó en silencio. Brilló una luz blanca y una voz resonó desde el cielo:
”Has negado mi existencia durante todos estos años, has enseñado que no existo y apoyas la idea de que todo fue creado por un accidente cósmico. ¿Esperas que te ayude en esta situación? ¿Te has convertido de pronto en un cristiano?
El ateo miró hacia la luz y dijo:
”Sería hipócrita de mi parte decirte que acabo de convertirme en un cristiano ¡Pero quizás podrías convertir al oso al cristianismo!»
Cuento de origen desconocido
***
"La vida más dulce es la que está más próxima a los huesos. No podrás ser una persona frívola.
Nada pierde el hombre en un nivel inferior por su grandeza en un nivel superior. Con riqueza superflua no se puede comprar sino cosas superfluas.
No hace falta dinero para cosa alguna necesaria para el alma. (...)»
Nada pierde el hombre en un nivel inferior por su grandeza en un nivel superior. Con riqueza superflua no se puede comprar sino cosas superfluas.
No hace falta dinero para cosa alguna necesaria para el alma. (...)»
Henry Thoraud-Walden. La Vida en los Bosques
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