"Cuando yo era pequeño, mi madre solía coser mucho. Un día me senté cerca de ella y le pregunté qué estaba haciendo. Ella me respondió que estaba bordando. Pero como yo sólo podía a observar el trabajo de mi madre desde atrás, lo que estaba haciendo tenía un aspecto bastante confuso.
Le pregunté por qué usaba algunos hilos de colores oscuros y por qué todo el bordado era tan desordenado. Ella sonriendo me sugirió que saliera a jugar un momento y que me llamaría cuando hubiera terminado su bordado. Entonces te sentarás en mi regazo y te dejaré verlo desde mi posición.
Una media hora más tarde me llamó y me quedé sorprendido y emocionado al ver un bello atardecer en el bordado. No podía creerlo.
Muchas veces a lo largo de los años mirando al Señor pregunté: Dios, ¿Qué estás haciendo?
Él respondió: Estoy bordando tu vida.
Entonces yo le repliqué: Pero se ve tan confuso, es un desorden. Los hilos parecen tan oscuros, ¿por qué no son más brillantes?
Y Dios parecía decirme: Hijo mío, ocúpate de tu trabajo que yo estoy haciendo el mío. Un día vendrás de vuelta a casa, te pondré sobre mi regazo y entonces entenderás.
Nos cuesta entender, que nuestra vida no es un accidente. Dios está trabajando intensamente en nosotros a través de cada detalle, cada hora y cada minuto. Recuerda, Dios no malgasta tiempo. Cada minuto es aprovechado al máximo, porque Él te ama.»
Anónimo
***
"¡Qué jóvenes somos como filósofos y experimentadores! No existe uno solo entre mis lectores que haya vivido ya una completa vida humana.
Puede que no sean estos sino los meses de primavera en la vida de la raza. No conocemos sino una pequeña cortecilla del globo en que vivimos.
La mayoría de las personas no han ahondado seis pies por debajo de su superficie ni brincado otros tantos hacia arriba. No sabemos dónde nos encontramos.
Además, permanecemos dormidos completamente más de la mitad de nuestro tiempo.»
Henry Thoraud-Walden. La Vida en los Bosques
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