"Una vez, Nasrudín le dijo a su hijo: Pídeme lo que quieras y te lo daré.
El niño, muy emocionado pues conocía la pobreza de su padre, le contestó:
”Te lo agradezco de todo corazón. ¿Puedes darme tiempo hasta mañana? Tengo que pensar."
”Muy bien” dijo Nasrudín”. Hasta mañana.
Al día siguiente, el hijo fue a ver a su padre y le pidió un burrito.
”Ah no” le contestó Nasrudín”. No tendrás el burrito.
”¡Pero me habías prometido darme lo que quisiese!
”¿Y no he mantenido mi palabra? ¡Me pediste tiempo y te lo he dado!»
Cuento de la tradición sufí
***
"Sin embargo, nos consideramos sabios y tenemos, sobre la superficie, un orden establecido. ¡Es verdad, somos pensadores profundos, espíritus ambiciosos!
Cuando me planto cerca del insecto que se arrastra en medio de los piñones, en el suelo del pinar, tratando de esconderse a mi mirada, y me pregunto por qué el insecto acariciaría esos humildes pensamientos y ocultaría su cabeza de mi presencia cuando quizá podría ser yo su benefactor y proporcionar alguna información consoladora a su raza, me acuerdo del Gran Bienhechor y de la Inteligencia que me observa a mí, el insecto humano.»
Cuando me planto cerca del insecto que se arrastra en medio de los piñones, en el suelo del pinar, tratando de esconderse a mi mirada, y me pregunto por qué el insecto acariciaría esos humildes pensamientos y ocultaría su cabeza de mi presencia cuando quizá podría ser yo su benefactor y proporcionar alguna información consoladora a su raza, me acuerdo del Gran Bienhechor y de la Inteligencia que me observa a mí, el insecto humano.»
Henry Thoraud-Walden. La Vida en los Bosques
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