sábado, 7 de mayo de 2016

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"Dos hermanos, el uno soltero y el otro casado, poseí­an una granja cuyo fértil suelo producí­a abundante grano, que los dos hermanos se repartí­an a partes iguales.


Al principio todo iba perfectamente. Pero llegó un momento en que el hermano casado empezó a despertarse sobresaltado todas las noches pensando: 


"No es justo. Mi hermano no está casado y se lleva la mitad de la cosecha; pero yo tengo mujer y cinco hijos, de modo que en mi ancianidad tendré todo cuanto necesite. Quién cuidara de mi pobre hermano cuando sea viejo? Necesita ahorrar para el futuro más de lo que actualmente ahorra, porque su necesidad es, evidentemente, mayor que la mí­a".


Entonces se levantaba de la cama, acudí­a sigilosamente adonde su hermano y vertí­a en el granero de éste un saco de grano.


También su hermano soltero comenzó a despertarse por las noches y a decirse a si mismo:
"Esto es una injusticia. Mi hermano tiene mujer y cinco hijos y se lleva la mitad de la cosecha. Pero yo no tengo que mantener a nadie más que a mí­ mismo. Es justo, acaso, que mi pobre hermano, cuya necesidad es mayor que la mí­a, reciba lo mismo que yo?" 


Entonces se levantaba de la cama y llevaba un saco de grano al granero de su hermano.
Un dí­a, se levantaron de la cama al mismo tiempo y tropezaron uno con otro, cada cual con un saco de grano a la espalda.


Muchos años mas tarde, cuando ya habí­an muerto los dos, el hecho se divulgó. Y cuando los ciudadanos decidieron erigir un templo, escogieron para ello el lugar en el que ambos hermanos se habí­an encontrado, porque no creí­an que hubiera en toda la ciudad un lugar
más santo que aquel.


La verdadera diferencia entre los hombres se da, sobre todo, entre quienes aman y quienes no aman.»


Anónimo






***












"La ilusión de la velocidad consiste en creer que te hace ganar tiempo. A primera vista el cálculo parece sencillo: hacer las cosas en dos horas en lugar de tres, ganar una hora. 


Es un cálculo abstracto sin embargo: se hace como si cada hora del día fuera la de un reloj mecánico, absolutamente igual. Pero la precipitación y la velocidad aceleran el tiempo, que pasa más deprisa, y dos horas de prisas acortan una jornada. 


Cada instante se rompe a fuerza de segmentarlo, de llenarlo hasta reventar, en una hora se amontonan muchísimas cosas.»

Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros


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