"Sariputta era uno de los más grandes discípulos del Buda y llegó a ser un iluminado de excepcional sabiduría y sagaz visión.
Viajaba propagando la Enseñanza, y cierto día, al pasar por una aldea de la India, vio que una mujer sostenía en una mano un bebé y con la otra estaba dando una sardina a un perro. Con su visión clarividente e intemporal pudo ver quiénes fueron todos ellos en una pasada existencia.
Se trataba de una mujer casada con un cruel marido que la golpeaba a menudo. Se enamoró de otro hombre, pero entre su padre y su marido, poniéndose de acuerdo para ello, le dieron muerte.
Ahora la mujer mantenía a un bebé en sus brazos, su antiguo amante, que fuera asesinado. La sardina era su despiadado marido, y el perro, su padre. Todos habían vuelto a reunirse en la presente vida, pero en condiciones muy distintas.
El Maestro dice: Nadie puede escapar a sus acciones: tal es el designio del karma.»
Cuentos clásicos de la India
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"Para ello no hay ni recetas ni preparación: hay que estar ahí cuando ocurre. De otra manera, es otra cosa: satisfacción por haber logrado algo, alegría de llevar a cabo lo que se sabe hacer.
La felicidad es frágil en el sentido de que no es repetible. Son ocasiones, como hilos de oro en la trama del mundo. Hay que abandonarse a ella.
Un último estado del bienestar es la serenidad, que es también otra cosa: más desapego, menos embeleso, más resignación, menos afirmación. Una estricta igualdad de ánimo.
La marcha también invita a ella, tenue y progresivamente, y en la alternancia misma del descanso y del movimiento.»
Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros

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