viernes, 29 de julio de 2016

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"Un hombre se vio obligado a dejar su casa durante unos días para ir en busca de empleo. En su ausencia, el único hijo que tenía enfermó súbitamente y murió. 


Cuando el hombre regresó a su hogar, su esposa, deshecha en lágrimas, le dio la amarga noticia. Pero el hombre permaneció extraordinariamente sereno y ecuánime. 


La esposa no podía salir de su asombro e indignación. Comenzó a increparle agriamente su actitud. El hombre la tranquilizó y luego explicó: 


“Querida, la otra noche soñé que tenía siete hijos y que con ellos mi vida estaba llena de satisfacción y felicidad. Sí, realmente, yo era muy feliz con mis hijos. 


Al despertarme, de pronto, los perdí a todos. Ahora te pregunto: ¿Por quién debo afligirme? ¡Por los siete hijos o por el que hemos perdido?”


El Maestro dice: Para el que ha trascendido todos los fenómenos y apariencias, la vida es de la misma sustancia que un sueño.»


Cuentos clásicos de la India






***












"Mediante la disciplina, uno puede llegar a ser un destino para sí mismo. Está ese umbral de la voluntad, al cabo de veinte, treinta o cuarenta años, que convierte nuestros esfuerzos en una necesidad que casi nos aplastaría si no se tratase de nuestra propia construcción. 


Lo ineluctable está ahí para mostrar que la disciplina no es solo una costumbre pasiva. Hace perceptible un destino de la voluntad, mediante el cual Nietzsche definía la libertad. 


Lo ineluctable en la marcha es que, una vez hemos partido, estamos obligados a llegar. No hay más remedio, hay que avanzar. 


Y al final del cansancio y del camino, se llega siempre, basta con añadir las horas unas a otras y decirse: ¡Vamos! Estaba escrito, era inevitable. Cuando se va a pie, para llegar hay que andar. La voluntad como destino.»


Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros


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