"Un hombre, muy sencillo y analfabeto, llamó a las puertas de un monasterio. Tenía deseos verdaderos de purificarse y hallar un sentido a la existencia.
Pidió que le aceptasen como novicio, pero los monjes pensaron que el hombre era tan simple e iletrado que no podría ni entender las más básicas escrituras ni efectuar los más elementales estudios.
Como le vieron muy interesado por permanecer en el monasterio, le proporcionaron una escoba y le dijeron que se ocupara diariamente de barrer el jardín. Así, durante años, el hombre barrió muy minuciosamente el jardín sin faltar ni un solo día a su deber.
Paulatinamente, todos los monjes empezaron a ver cambios en la actitud del hombre. ¡Se le veía tan tranquilo, gozoso, equilibrado! Emanaba de todo él una atmósfera de paz sublime.
Y tanto llamaba la atención su inspiradora presencia, que los monjes, al hablar con él, se dieron cuenta de que había obtenido un considerable grado de evolución espiritual y una excepcional pureza de corazón.
Extrañados, le preguntaron si había seguido alguna práctica o método especiales, pero el hombre, muy sencillamente, repuso:
--No, no he hecho nada, creedme.
Me he dedicado diariamente, con amor, a limpiar el jardín, y, cada vez que barría la basura, pensaba que estaba también barriendo mi corazón y limpiándome de todo veneno.
El Maestro dice: El mayor ignorante hallará la paz si su intención es genuina; el erudito más destacado proseguirá a oscuras si su intención no es la correcta.»
Cuentos clásicos de la India
***
"Y no se trata de oponer aquí la tendencia soñadora e imaginativa de los niños a la objetividad realista de los adultos. Quienes son absolutamente realistas son los niños: no proceden jamás mediante generalidades.
El adulto reconoce la forma general en un caso particular, un representante de la especie disuelve el resto y pronuncia: esto son lilas, esto de aquí es un fresno,un manzano.
El niño, en cambio, percibe individuos, personalidades. Ve el perfil único, sin enmascararlo con un nombre común, con una función. Cuando se camina con niños, señalan animales fabulosos en las ramas de un árbol, llaman la atención sobre la suavidad de los pétalos de una flor.
No es el triunfo de la imaginación, sino un realismo sin prejuicios: total.»
El adulto reconoce la forma general en un caso particular, un representante de la especie disuelve el resto y pronuncia: esto son lilas, esto de aquí es un fresno,un manzano.
El niño, en cambio, percibe individuos, personalidades. Ve el perfil único, sin enmascararlo con un nombre común, con una función. Cuando se camina con niños, señalan animales fabulosos en las ramas de un árbol, llaman la atención sobre la suavidad de los pétalos de una flor.
No es el triunfo de la imaginación, sino un realismo sin prejuicios: total.»
Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros

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