sábado, 3 de septiembre de 2016

Guía diaria para acompañarnos en el camino




"Existía un hombre muy rico que a pesar de tener mucho dinero tenía una naturaleza mezquina. No soportaba el hecho de gastar ni siquiera un centavo de su dinero.


Un hermoso día, el Maestro Ch`an (Zen) Mo (silencioso) Hsin (divino) fue a visitarlo.


-El monje dijo: “Suponga que mi puño estuviera cerrado así para siempre, desde el nacimiento hasta la muerte, sin cambio; ¿cómo llamaría a esto?...”
-“Una anormalidad (deformación).”


-“Suponga que esta mano estuviera abierta así para siempre, desde el nacimiento hasta la muerte, sin cambio; ¿cómo llamaría a esto?...”
-“Eso también sería una anormalidad.”


-“Sólo es preciso que usted comprenda lo que acabamos de conversar, para que se convierta en una persona rica y feliz."


Historias Zen







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"Pero le basta echar a andar para recuperarlo enseguida: la naturaleza se despliega, se realiza, el resorte del ser se relaja, el ritmo se reanuda. El pie recobra su equilibrio. 


Chuang Tse quería decir también que los pies como tales son pequeños pedazos de espacio, pero su vocación («andar») es la de articular el espacio del mundo. 


El pie y la zancada no tienen cabida, nunca se ordenan en ninguna parte. Pero miden todo lo demás. Nuestros pies forman ese compás que no tiene ningún sitio que ocupar y que tan solo evalúa la amplitud. 


Las piernas son como agrimensores. Su separación constituye una buena medida. Por último, decir que lo que me queda por recorrer es aquello por lo que puedo caminar es una referencia evidente al vacío taoísta: ese vacío, que no es una nada hueca sino pura virtualidad, vacío creador de la inspiración y del juego, como ese juego entre las letras y los sonidos que da vida a la palabra.»


Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros


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