lunes, 29 de mayo de 2017

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"El afecto deforma nuestra percepción: éste era un tema en el que insistía el Maestro una y otra vez, y los discípulos vieron la oportunidad de verlo ejemplificado cuando oyeron cómo el Maestro preguntaba a una madre:


«¿Cómo está tu hija?»

«¿Mi hija? ¡No sabes la suerte que ha tenido! Se casó con un hombre maravilloso que le ha regalado un coche, le compra todas las joyas que quiere y le ha dado un montón de sirvientes. Incluso le lleva el desayuno a la cama y la permite levantarse a la hora que quiera. Un verdadero encanto de hombre!».

«¿Y tu hijo?»

«Ése es otro cantar! ¡ Menuda lagarta le ha caído en suerte! El pobre le ha regalado un coche: la ha cubierto de joyas y ha puesto a su servicio no sé cuántos criados... y ella se queda en la cama hasta el mediodía! Ni siquiera se levanta para prepararle el desayuno!».

Anthony De Mello






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"Este convencimiento de que se posee una profunda experiencia de oración lleva a la certeza de que todo lo que se siente en la oración viene directamente de Dios mismo y, por tanto, no se necesita ningún contraste objetivo o externo para discernir la autenticidad de gracias, mociones espirituales o sentimientos. 


Las experiencias interiores, que deberían orientar a Dios, se convierten así en un fin en sí mismas, de modo que el alma se va apegando a los gustos espirituales y huye de la sobriedad de la fe.


Así, todo lo que no sea una oración sensible cansa y se considera poco espiritual. 


Por eso, se potencia este tipo de oración hasta hacer de ella el propio refugio, incrementando desmesuradamente el tiempo de oración en detrimento de otras obras también necesarias para dar gloria a Dios.»


Fundamentos-Contemplativos en el mundo


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