sábado, 23 de septiembre de 2017

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"El discípulo quería un sabio consejo


Ve, siéntate en tu celda, y tu celda te enseñará la sabiduría, le dijo el Maestro


Pero si yo no tengo ninguna celda... Si yo no soy monje...


Naturalmente que tienes una celda. Mira dentro de ti.»


Anthony De Mello







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"Esto es fruto de la Encarnación, que nos permite contemplar la gloria del Verbo, lleno de gracia y de verdad (cf. Jn 1,14). 


Por eso, cuando nació Jesucristo, la gloria de Dios inundó a los pastores con su claridad (Lc 2,9) y una multitud de ángeles proclamó lo que este nacimiento significaba, diciendo: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad» (Lc 2,14). 


De modo que en las acciones de Jesús especialmente en sus milagros se manifiesta la gloria de Cristo (Jn 2,11) y del Padre (Jn 11,4). El Verbo encarnado es la perfecta transparencia de la gloria de Dios, siempre y en todo momento. 


Todo lo que es, vive o hace Jesucristo trasparenta la plenitud de la gloria divina; pero el contemplativo se siente especialmente movido a contemplar y adorar al Señor en aquellos momentos que son, aparentemente, más contrarios a la gloria: la silenciosa encarnación, el nacimiento en la pobreza de un pesebre, la vida humilde y escondida en Nazaret, la árida prueba en el desierto, la dolorosa oración en Getsemaní, los diferentes momentos de la Pasión y la muerte en la Cruz.»


Fundamentos-Contemplativos en el mundo


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