viernes, 23 de febrero de 2018

Guía diaria para acompañarnos en el camino





"Todos los días se podía ver meditando pacíficamente a un anciano monje, sentado en el rincón de una biblioteca japonesa.


“No lee usted nunca los sutras...”, le dijo el bibliotecario.


“Nunca aprendí a leer”, respondió el monje.


“¡Qué desgracia! Un monje como usted debería saber leer... ¿Quiere usted que le enseñe yo?”.


“Sí”, dijo el monje. Y apuntándose al pecho con un dedo añadió: “Dígame qué significa este carácter”.


¿Por qué encender una antorcha cuando el sol brilla en el cielo? ¿Por qué regar la tierra cuando la lluvia cae a cántaros?"


Anthony De Mello






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"Se trata de una eficacia que está vinculada, no al mero hecho de orar, sino a que nuestra oración sea expresión de una unión íntima con el Señor: «Si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará» (Jn 16,23). 


Y tiene tal fruto que, además de alcanzarnos lo que pedimos, da gloria a Cristo y al Padre: Lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré (Jn 14,13-14). 


Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos (Jn 15,7-8).


Y para animarnos a buscar este modo de orar y su copioso fruto, Jesús nos invita a la perseverancia en la oración por medio de las parábolas del amigo inoportuno (Lc 11,5-8) o de la viuda insistente (Lc 18,1-8), a propósito de la cual nos dice: «¿No hará justicia Dios a sus elegidos que claman ante él día y noche?» (Lc 18,7).


Fundamentos-Contemplativos en el mundo


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