"Algunas cosas es mejor dejarlas como están.
Un animoso joven que acababa de obtener su diploma de fontanero fue a ver las cataratas del Niágara.
Y, tras examinar el lugar durante un minuto, dijo: “Creo que podré arreglarlo”.
Anthony De Mello
***
"En concreto se trata de una vida caracterizada por:
-Un impulso apasionado por vivir a fondo la imitación de Jesucristo, con ansia de parecerse lo más perfectamente a Él en todo.
-El silencio y el recogimiento habituales como signo de intimidad con Dios.
-La contemplación, o mirada amorosa permanente dirigida a Dios, descubriendo su presencia y su amor en lo cotidiano.
-La glorificación de Dios, a través de todo tipo de obras compatibles con la vida propia de Nazaret.
-Una vida en obediencia, como consecuencia de la permanente docilidad a la voluntad de Dios y al estilo de vida de Jesús.
-Vivir las realidades ordinarias como medios para entregar consagrar a Dios la vida.
-Evitar todo agobio y preocupación, haciendo sencillamente lo que se puede y esperándolo todo de Dios.
-El amor fraterno, que lleva a vivir como hermano de todos y poniéndose a su servicio.
-La pobreza y la predilección por los pobres, como consecuencia del amor a los valores evangélicos.
-El aprecio por los trabajos y tareas más humildes.
-Abrazarse amorosamente a la cruz a través de las dificultades, tanto ordinarias como extraordinarias, como expresión de la entrega sacrificial de la propia vida a Dios y en favor de los hermanos.
-La renuncia a la eficacia, el prestigio o al éxito, buscando entregar la vida en el anonimato y la gratuidad.»
Fundamentos-Contemplativos en el mundo
-Un impulso apasionado por vivir a fondo la imitación de Jesucristo, con ansia de parecerse lo más perfectamente a Él en todo.
-El silencio y el recogimiento habituales como signo de intimidad con Dios.
-La contemplación, o mirada amorosa permanente dirigida a Dios, descubriendo su presencia y su amor en lo cotidiano.
-La glorificación de Dios, a través de todo tipo de obras compatibles con la vida propia de Nazaret.
-Una vida en obediencia, como consecuencia de la permanente docilidad a la voluntad de Dios y al estilo de vida de Jesús.
-Vivir las realidades ordinarias como medios para entregar consagrar a Dios la vida.
-Evitar todo agobio y preocupación, haciendo sencillamente lo que se puede y esperándolo todo de Dios.
-El amor fraterno, que lleva a vivir como hermano de todos y poniéndose a su servicio.
-La pobreza y la predilección por los pobres, como consecuencia del amor a los valores evangélicos.
-El aprecio por los trabajos y tareas más humildes.
-Abrazarse amorosamente a la cruz a través de las dificultades, tanto ordinarias como extraordinarias, como expresión de la entrega sacrificial de la propia vida a Dios y en favor de los hermanos.
-La renuncia a la eficacia, el prestigio o al éxito, buscando entregar la vida en el anonimato y la gratuidad.»
Fundamentos-Contemplativos en el mundo
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