domingo, 24 de junio de 2018

Guía diaria para acompañarnos en el camino





"Cuando Robert, un cuarentón, se enamoró de su vecina de catorce años, vendió todo lo que tenía y hasta aceptó hacer horas extra en su tiempo libre para ganar suficiente dinero y poder comprar a su novia el carísimo reloj que ella deseaba. 


Sus padres estaban consternados, pero decidieron que era mejor no decir nada.


Llegó el día de comprar el reloj, y Robert regresó a casa sin haber gastado su dinero. Y ésta es la explicación que dio: 


“La llevé a la joyería y ella dijo que, después de todo, no quería el reloj. Que le hacían más ilusión otras cosas, como una pulsera, un collar, una sortija de oro... “.


“Y mientras ella lo fisgaba todo sin decidirse, recordé lo que una vez nos contó nuestro maestro: que antes de adquirir algo debíamos preguntarnos para qué lo queríamos. 


Entonces comprendí que, después de todo, yo no la quería realmente, de manera que salí de la joyería y me marché”.


Anthony De Mello





***











"La necesidad de equilibrar la tensión propia de la vida contemplativa secular obliga a ordenar adecuadamente la escala de valores y de actividades. 


Y aquí, una vez más, cobra gran importancia la oración, pues a través de ella nos encontramos con nuestra más profunda identidad, que hace que no tengamos necesidad de sentirnos en la obligación de ganarnos a los demás, de quedar bien, de cumplir unos plazos o exigencias externas, etc. 


Es un hecho probado que quienes viven una vida de profunda oración están en paz consigo mismos, no tienen que esforzarse para lograr ser fieles a su propia identidad, necesitan dormir menos y poseen una personalidad más serena y armónica.»


Fundamentos-Contemplativos en el mundo


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