"Un hombre tomó consigo a su nuevo perro de caza y salió de cacería. Al cabo de un rato, disparó sobre un pato, el cual cayó en el lago. El perro fue andando sobre el agua, recogió el pato y se lo llevó a su amo.
El hombre quedó estupefacto. Disparó luego a otro pato, y otra vez, mientras el cazador se restregaba incrédulo los ojos, el perro fue andando sobre el agua y cobró la pieza.
Sin poder dar crédito a sus ojos, al día siguiente invitó a su vecino a que le acompañara. Y de nuevo, cada vez que uno de los dos acertaba a dar a un pato, el perro caminaba sobre el agua y cobraba la pieza. Ninguno de los dos decía una palabra.
Pero, al fin, no pudiendo contenerse más, el hombre le espetó a su vecino: “¿No observas nada raro en este perro?”. El vecino se rascó pensativamente la barbilla y, finalmente, dijo: “La verdad es que si. Andaba yo dándole vueltas, y ya lo tengo: ¡La cría de una escopeta no puede nadar!”.
No es como si la vida estuviera llena de milagros; es más que eso: la vida es milagrosa. Y quien deje de darla por supuesto no tardará en comprobarlo."
Anthony De Mello
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1) Misión fundamental del contemplativo
«La oración no es un mero quehacer para el contemplativo secular, sino la realidad que empapa toda su vida; de modo que pueda decir: «La oración es mi vida porque se confunde con mi propia existencia; es como la respiración de mi alma: vivo para orar y oro para vivir».
Las constantes referencias evangélicas a la oración de Jesús nos ponen en la pista para descubrir la importancia que ésta tiene en la vida del Señor, como parte esencial de su ser de Hijo y de su misión redentora.
A través de la oración, Jesús se mantiene permanentemente unido al Padre y tiende el puente de la gracia entre Dios y los hombres. Contemplando a Jesús vemos claramente que más importante que hablar de Dios a los hombres es hablar de los hombres a Dios, conquistando para ellos la gracia y la salvación.»
Fundamentos-Contemplativos en el mundo
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