viernes, 12 de octubre de 2018

Guía diaria para acompañarnos en el camino





«Gracias a Dios, se nos ocurrió llevar una mula para la excursión, porque, cuando uno de los chicos tuvo un accidente, usamos la mula para traerlo.»


«¿Y qué accidente tuvo?»


«La mula le pegó una coz.»

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«¿Puedes recomendarme a un buen médico?»


«Te sugiero que vayas a ver al doctor Chung. El me salvó la vida.»


«¿Cómo fue eso?»


«Verás: yo ya tenía la grave enfermedad que ahora padezco, y fui a ver al doctor Ching; tomé la medicina que él me recetó y me sentí peor. De modo que fui a ver al doctor Chang: tomé también su medicina y me puse a morir. 


Por último, fui a ver al doctor Chung... y no estaba.»


Anthony De Mello





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 "Este texto resulta particularmente sorprendente porque constituye el anuncio de un matrimonio en el que destaca el inmerecimiento de la esposa. 

No se trata de una boda cualquiera, sino de una muy especial, única, porque existe una enorme disparidad de cualidades y valores entre los dos contrayentes y una absoluta falta de correspondencia al amor que se le ofrece a la esposa, que ha sido gravemente infiel. 

Y, sin embargo, es un llamamiento a una comunión de vida plena entre dos partes infinitamente desiguales, que llegan a igualarse por la acción de Dios. 

Por eso, el mismo anuncio del desposorio constituye la proclamación de la transformación que hará posible un auténtico matrimonio, al que Dios no renuncia.


Viendo los detalles de este proceso, descubrimos cómo el Señor desposa al pueblo infiel que se ha ido tras otros dioses y que está representado por la mujer adúltera, que se ha prostituido. 


Pero la que merece ser repudiada es transfigurada y desposada. Y así, en lugar del repudio que merece la infidelidad del pueblo-esposa, Dios va a realizar un nuevo matrimonio y una transformación maravillosa: «Me desposaré contigo para siempre» (Os 2,21).»


Fundamentos-Contemplativos en el mundo


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