martes, 7 de junio de 2022

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"A un joven que se preparaba para el sacerdocio le dijeron que lo que la gente espera de un sacerdote es que sepa escuchar sus penas.


Simplemente escuchar, escuchar y escuchar.


Tal vez no sea capaz en ocasiones de prestar una ayuda eficaz, pero siempre puede escuchar y comprender.


De modo que el joven decidió que sería eso lo que iba a hacer cuando le destinaron a su primera parroquia.


Haciendo caso omiso de su personal repugnancia, se obligó a sí mismo a escuchar, escuchar y escuchar... y la gente se mostraba muy agradecida.


Pero algo-no sabía qué- parecía fallar.


Por ejemplo, solía acudir una anciana que se quejaba siempre de un dolor de cabeza, un terrible y espantoso dolor de cabeza. 


«Cuénteme qué es lo que le preocupa», le invitaba amablemente el sacerdote.


Y ella hablaba, hablaba y hablaba, mientras el sacerdote escuchaba, escuchaba y escuchaba...


Y siempre parecía funcionar, porque al cabo de un rato volvía la anciana y le decía:


«Estuve aquí hace una hora, Padre, con un tremendo dolor de cabeza, y ya no me duele, no me duele y no me duele.»


«Lo sé, lo sé y lo sé, porque ahora es a mí a quien le duele», pensaba el sacerdote."


Anthony De Mello





***











 "Esos tres niveles se dan igualmente —tal es mi convicción— en la experiencia profunda de todas las grandes religiones. 



Cada religión, por supuesto, tiene su propia terminología, distinta según la cultura en que esa religión vive. 



Pero los tres niveles están siempre ahí. En el budismo, el auténtico Yo corresponde al nivel del espíritu, como la «chispa divina» en el hinduismo.»



Enamorarse de Dios-William Johnston




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