«¿Cómo se reconoce a la persona iluminada?»
«Porque, habiendo visto el mal como mal, la persona iluminada no puede hacerlo», dijo el Maestro. Y añadió: «Tampoco puede ser tentada. Si lo es, se trata de un impostor».
Y contó la historia de un contrabandista que, huyendo de la policía, pidió a un monje con fama de santo que le escondiera la mercancía, porque, dada su reputación, nadie sospecharía de él.
El monje se irguió indignado y ordenó al tipo que abandonara el monasterio al instante.
«¡Te daré cien mil dólares por el favor!», le dijo el contrabandista.
El monje dudó ligeramente antes de negarse.
«¡Doscientos mil. . .!»
Pero el monje volvió a rechazar la oferta.
«¡Quinientos mil!»
¡Entonces el monje esgrimió amenazante un grueso bastón y le gritó:
«Marcha de aquí ahora mismo: estás acercándote demasiado a mi precio!».
Anthony De Mello
***
"¿Para experimentar directamente lo que denominamos Dios tenemos, pues, que salir de la oscuridad de la iglesia y aventuramos a la intemperie?
Siguiendo con la imagen anterior, no creo que exista para nosotros lo divino más allá de la estructura y la refracción.
No se puede reconocer algo que no sea una faceta de lo Uno.
La realidad una es siempre todo.
Dios existe como forma y no forma.
Igual que la luz no se puede reconocer sin que ilumine algo, tampoco existe Dios sin forma.»
La ola es el mar-Willigis Jager

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