"LA FLECHA ENVENENADA
«En cierta ocasión se acercó un monje a Buda y le dijo: «¿Sobreviven a la muerte las almas de los justos?».
Como era propio de él, Buda no respondió. Pero el monje insistía. Y todos los días volvía a hacerle la misma pregunta; y un día tras otro recibía el silencio como respuesta.
Hasta que no pudo soportarlo y amenazó con abandonar el monasterio si no le era respondida aquella pregunta de vital importancia para él; porque ¿a santo de qué iba él a sacrificarlo todo para vivir en el monasterio, si las almas de los justos no iban a sobrevivir a la muerte?
Entonces Buda, compadecido, rompió su silencio y le dijo: «Eres como un hombre que fue alcanzado por una flecha envenenada y al poco tiempo estaba agonizando.
Sus parientes se apresuraron a llevar a un médico junto a él, pero el hombre se negó a que le extrajeran la flecha o se le aplicara cualquier otro remedio mientras no le dieran respuesta a tres importantes preguntas:
Primero, el hombre que le disparó ¿era blanco o negro? Segundo, ¿era un hombre alto o bajo? Y tercero, ¿era un bracmán o un paria?
Si no le respondían a estas tres preguntas, el hombre se negaba a recibir todo tipo de asistencia».
El monje se quedó en el monasterio.
Es mucho más placentero hablar del camino que recorrerlo; o discutir acerca de las propiedades de una medicina que tomarla."
Anthony De Mello
***
"Esta religiosidad ingenua la han perdido en gran medida las personas del mundo occidental debido al triunfo de la moderna cosmovisión científica, lo que ocasiona crisis de orientación que, a su vez, favorecen el mencionado movimiento retrógrado hacia el fundamentalismo y el sectarismo.
Pero en esta vuelta a atrás ya no se recupera la religiosidad originaria e ingenua, esta se ha perdido sin remedio.»
La ola es el mar-Willigis Jager

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