viernes, 29 de abril de 2016

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"Un hombre preocupado, va donde su maestro a pedir ayuda. Este le dice que está ocupado, que si le ayuda a resolver primero su problema, más rápido le ayudará con el suyo. El tipo dice que bueno. 


–Ve al mercado y vende estas monedas. No aceptes menos de dos denarios por ellas. 


En el mercado varios le dicen que, a lo más, dan un denario. El hombre vuelve desazonado donde el maestro, y este le dice: 


–Ahora ve al joyero. Ve cuánto te da pero no se las vendas. 
El joyero le dice que ahora no le puede dar más de setenta denarios, pero si le deja las monedas, las podrí­a vender hasta en noventa. 


El hombre, sorprendido, vuelve donde el maestro. Este sonrí­e. 


–Tú eres como estas monedas. Solo los joyeros saben de su valor real.»


Anónimo







***












"A veces también salimos simplemente «a tomar el aire»: para escapar de la pesadez de la inmovilidad de los objetos y de las paredes, porque sentimos que nos ahogamos dentro, para «airearnos» cuando allá fuera brilla el sol y nos resulta demasiado injusto renunciar a esa luz, a esa exposición. 


Entonces sí, salimos a andar un poco, solo para estar fuera, y no para ir a ningún sitio en concreto. Sentir el frescor vivo de una brisa de primavera, o la tibieza frágil de un sol de invierno. Un interludio. 


Una pausa que nos permitimos.»


Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros


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