lunes, 16 de mayo de 2016

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"Habí­a una vez un discí­pulo muy inquieto y activo en la búsqueda espiritual. Pero no lograba alcanzar la iluminación a pesar de sus esfuerzos. Desesperado, se dirigió al maestro y le dijo: «Busco incansablemente el conocimiento pero jamás lo logro. ¿Qué puedo hacer? 

«Puedes dejar de buscar. Cuanto más persigas a tu sombra, menos la alcanzarás. Hasta el riachuelo se detiene al llegar al océano. Hasta el caballo de carreras se detiene al llegar al establo. Hasta el tigre descansa al atardecer. ¡Detente! 

«Pero, ¿no debo buscar la iluminación?» preguntó extrañado el discí­pulo. 
«Detente y ella te buscará a ti."

Cuento de origen desconocido






***












"Hay que conocer la ebriedad del promontorio cuando, tras un esfuerzo, subimos a la cima de un peñasco y allí nos sentamos, y se nos ofrece por fin la perspectiva, el paisaje. 


Todos esos campos, esas casas, esos bosques, esos senderos, todo es nuestro, para nosotros. Nos hemos convertido en sus dueños mediante el ascenso, ya solo nos queda gozar de esa posesión.


¿Quién podría sentirse solo cuando posee el mundo? Ver, dominar, mirar, es poseer. Pero sin los inconvenientes de la propiedad: es casi como disfrutar como ladrones del espectáculo del mundo. 


Como ladrones, no: pues subir nos ha costado trabajo. Todo cuanto veo, todo cuanto se extiende ante mis ojos es mío. Poseo todo lo que abarco con la mirada. No estoy solo: el mundo es mío, para mí; está conmigo."


Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros


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