jueves, 26 de mayo de 2016

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"Era un yogui muy anciano. Ni siquiera él mismo recordaba sus años, pero había mantenido la consciencia clara como un diamante, aunque su rostro estaba apergaminado y su cuerpo se había tornado frágil como el de un pajarillo. 


Al despuntar el día se hallaba efectuando sus abluciones en las frescas aguas del río. Entonces llegaron hasta él algunos aspirantes espirituales y le preguntaron qué debían hacer para adiestrarse en la verdad. El anciano los miró con infinito amor y, tras unos segundos de silencio pleno, dijo:


--Yo me aplico del siguiente modo: Cuando como, como; cuando duermo, duermo; cuando hago mis abluciones, hago mis abluciones, y cuando muero, muero.


Y al concluir sus palabras, se murió, abandonando junto a la orilla del río su decrépito cuerpo.


El Maestro dice: La verdad no es una abstracción ni un concepto. Cuando la actitud es la correcta, la verdad se cultiva aquí y ahora, de instante en instante.»


Cuentos clásicos de la India






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"Ante todo, lo que llamamos «silencio» en la marcha no es sino el final del parloteo, de ese ruido permanente que hace de pantalla, lo confunde todo e invade como las malas hierbas las vastas praderas de nuestra presencia. 


El parloteo ensordece: ya no entendemos nada, nos embriaga, se nos sube a la cabeza. Nos agobia, desbordante, va por todas partes, en todas las direcciones.


Pero, sobre todo, es también la disipación de nuestro lenguaje. Todo, en este mundo del trabajo, del ocio, de la actividad, de la reproducción y el consumo de las cosas, todo tiene su función, su lugar, su utilidad y una palabra precisa que le corresponde. 


Hasta nuestra gramática, que reproduce nuestras secuencias de acción, nuestra laboriosa comprensión y nuestro ajetreo. Siempre estamos haciendo, produciendo, siempre estamos ocupados.»

Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros


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