"He aquí que un hombre entró en una pollería. Vio un pollo colgado y, dirigiéndose al pollero, le dijo:
--Buen hombre, tengo esta noche en casa una cena para unos amigos y necesito un pollo. ¿Cuánto pesa éste?
El pollero repuso:
--Dos kilos, señor.
El cliente meció ligeramente la cabeza en un gesto dubitativo y dijo:
--Éste no me vale entonces. Sin duda, necesito uno más grande.
Era el único pollo que quedaba en la tienda. El resto de los pollos se habían vendido. El pollero, empero, no estaba dispuesto a dejar pasar la ocasión. Cogió el pollo y se retiró a la trastienda, mientras iba explicando al cliente:
--No se preocupe, señor, enseguida le traeré un pollo mayor.
Permaneció unos segundos en la trastienda. Acto seguido apareció con el mismo pollo entre las manos, y dijo:
--Éste es mayor, señor. Espero que sea de su agrado.
--¿Cuánto pesa éste? -preguntó el cliente.
--Tres kilos -contestó el pollero sin dudarlo un instante.
Y entonces el cliente dijo:
--Bueno, me quedo con los dos.
El Maestro dice: En un atolladero tal se halla todo aspirante espiritual cuando verdaderamente no se compromete con la Búsqueda.»
Cuentos clásicos de la India
***
"Nuestro lenguaje casa con las convenciones de las cosas fabricadas, de los gestos previsibles, de los comportamientos normalizados y las actitudes aprendidas.
Artificios adaptados el uno al otro: el lenguaje está inmerso en la fabricación cotidiana del mundo, participa de ella, tiene la misma esencia que las tablas, las cifras y los balances: consigna, mandato, síntesis, decisión, informe, códigos.
El lenguaje es un manual de instrucciones, un pliego de condiciones.
Artificios adaptados el uno al otro: el lenguaje está inmerso en la fabricación cotidiana del mundo, participa de ella, tiene la misma esencia que las tablas, las cifras y los balances: consigna, mandato, síntesis, decisión, informe, códigos.
El lenguaje es un manual de instrucciones, un pliego de condiciones.
En el silencio de la marcha, cuando terminamos por perder el uso de la palabra —porque no hacemos nada más que caminar, y hay que desconfiar de las guías de senderismo que recodifican, detallan, informan, glosan la marcha con denominaciones y explicaciones (los relieves, la forma de las piedras y de las pendientes, el nombre de las plantas y sus propiedades), dejando creer que hay un nombre para todo lo que se ve, una gramática para todo lo que se siente»
Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros

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