domingo, 10 de julio de 2016

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"En el bosque habitaban el rey de los cuervos y el rey de los búhos, ambos con su legión respectiva de cuervos y búhos. Siempre habían compartido la paz del bosque, pero resulta que cierto día el rey de los cuervos y el rey de los búhos se encontraron y comenzaron a intercambiar impresiones. El rey de los cuervos preguntó:


--¿Por qué tú y tu legión de búhos trabajáis por la noche?
El búho, sorprendido, replicó:
--Sois vosotros los que trabajáis por la noche. Nosotros trabajamos de día. Así que no mientas.


Y los dos reyes se enzarzaron en una discusión, ambos convencidos de que trabajaban de día. Hasta tal punto la discusión comenzó a adquirir un carácter de violencia, que la legión de cuervos y la de búhos se disponían a entrar en combate. Pero cuando la situación estaba llegando a su momento más crítico, apareció por allí un apacible cisne que, al enterarse de la disputa, dijo:


--Calmaos todos, queridos compañeros.
Y dirigiéndose a los reyes, dijo:
--No debéis en absoluto pelear, porque los dos tenéis razón. Desde vuestra perspectiva, los dos trabajáis de día.


El Maestro dice: Debido a diferentes enfoques de la realidad aparente, ideologías y ficticias divisiones, surgen las disputas y guerras, el malestar y el dolor.»


Cuentos clásicos de la India






***











"Después baja al lago de la Compasión (el Gauri Kund, de color esmeralda) a limpiarse de su identidad y de su historia. Es el final del ciclo. El peregrino, sin embargo, no renace a sí mismo sino al desapego de sí, a la indiferencia al tiempo y a la benevolencia universal. 


Inherente a la peregrinación es también la utopía de un renacimiento cósmico. Esto es particularmente cierto en el caso de la gran marcha del peyote que lleva a cabo el pueblo de los huicholes, en México. 


Esta comunidad, que vive en ciertas regiones montañosas de la Sierra Madre totalmente aisladas, recorre a pie todos los años (a partir del mes de octubre, tras la cosecha del maíz), en pequeños grupos, más de cuatrocientos kilómetros por caminos pedregosos y pistas polvorientas, hasta el desierto de San Luis Potosí, donde crece el peyote, un pequeño cactus sin espinas que conjuga virtudes medicinales y poderes alucinógenos. 


Lo recogen en grandes cestos de mimbre y regresan a casa cantando.»

Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros


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