"Estaban amigablemente departiendo el monarca y uno de sus ministros. El ministro estaba muy interesado por la evolución espiritual y practicaba asiduamente el mantra. Hablaban sobre el tema.
--¿Puedo yo elegir mi propio mantra y tendrá el mismo poder que tiene el que te ha entregado tu mentor? -preguntó el monarca.
--No -aseveró el ministro-. El mantra que proporciona el gurú es más poderoso.
--Sinceramente -declaró el rey-, no veo en absoluto ninguna razón para ello.
Entonces el ministro se volvió hacia el jefe de la guardia y le ordenó:
--Detengan a su majestad.
El jefe de la guardia no hizo el menor caso de la orden; pero el monarca, indignado ante tal atrevimiento, ordenó:
--¡Detengan a este hombre y encarcélenlo!
El jefe de la guardia mandó a sus hombres prender al ministro. Iba a ser llevado a prisión, cuando dijo:
--Señor, ¿os dais cuenta? Depende de quien proceda la orden.
El Maestro dice: El mantra que procura un ser evolucionado lleva parte de su energía espiritual.»
Cuentos clásicos de la India
***
"Y esta reiteración de la presencia santa se reforzaba con paralelos arquitectónicos: las grandes iglesias de la peregrinación se asemejan todas. Son hermanas en el camino de Santiago.
Caminos sembrados de santuarios que se hacen eco unos a otros, pero también de monasterios que ofrecen al peregrino una noche de albergue y alimento, así como hospicios para acoger a los exhaustos y ofrecerles a veces el último consuelo; y caminos también que fueron quizá otros tantos capítulos de un gran libro. Joseph Bédier, un historiador de la literatura medieval, dijo: «En el principio era el camino...».
Caminos sembrados de santuarios que se hacen eco unos a otros, pero también de monasterios que ofrecen al peregrino una noche de albergue y alimento, así como hospicios para acoger a los exhaustos y ofrecerles a veces el último consuelo; y caminos también que fueron quizá otros tantos capítulos de un gran libro. Joseph Bédier, un historiador de la literatura medieval, dijo: «En el principio era el camino...».
En el principio, quería decir, del relato, del romance, del poema épico. En el principio de nuestra literatura se encontrarían, pues, los caminos de la peregrinación. Su tesis era que allí nacieron las canciones de gesta, en el polvo de los caminos de Santiago. La peregrinación era larga.
Los peregrinos se detenían para pasar la noche, y en las veladas se contaban la versión épica que quizá habían oído otra noche. Se añadían así otros episodios, se yuxtaponían secuencias, hasta componer al fin un solo y larguísimo poema, fijado después por escrito.
Ese era el milagro de Santiago de Compostela: haber completado el milagro del santo Mayor con el del camino.»
Andar-Una filosofía-Fréderíc Gros

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